dependencia.jpgConocí a «Greg» (Gregorio) en bachillerato en el grupo de teatro. Vino un día y le hice reir un poco y desde entonces fuimos amigos inseparables.

Para mí es muy dicícil encontrar un chico que tenga mismo sentido del humor, las mismas aficciones y el mismo gusto en lo que a cine se refiere, y es por ello que  pasar tiempo juntos era muy divertido. Quedábamos mucho, dissfrutaba tanto que siempre pensaba en él incluso si no estaba a mi lado. Buscaba la manera de que participase en cualquier actividad o cosa en la me involucraba.

Terminamos estudiando en la misma universidad y asistimos a muchas clases juntos. Nuestra relación se volvió más cercana en la medida que nos fuimos alejando de nuestros compañeros de bachillerato. Greg era un muy afectivo y no tenía ningún problema en abrazarme e incluso en muchas oportunidades ljugabamos a la lucha.  Era muy considerado, a menudo me llamaba y me hacía pequeños regalos y me dejaba mensajes.

Sin embargo, había un aspecto negativo en esta amistad. Sin importar que tan cariñoso era Greg conmigo, yo siempre sentía que quería más. Si pasabamos todo el día juntos, al regresar a casa por algún motivo me sentía como frustrado y con un sentimiento de insatisfacción. Greg era muy sociable y me verle reir con otros chicos hacía que me sientiese celoso.  Me preocupaba al pensar si en realidad «¿a él le gusta estar más con ellos que conmigo?»

Con el tiempo Greg tuvo una novia y rápidamente su relación se formalizó.  En mi interior me sentía herido.  Greg siempre quería estar a solas con ella y por ello que nuestra relación se quebrantó.  No podía soroportar el pensar que se besaban,  eso me hacia enfurecer, era una ira que me dejó sin esperanzas y deprimido. Me di cuenta que también sentía celos de ella.

Debido a que estaba tratando de superar mis luchas homosexuales, esta situación me desalentó mucho.  Había pensado que estaba creando una amistad sana y esto me hacía creer que estaba cambiado.  Sin embargo me «había enamorado» de mi mejor amigo. Sentía como si hubiese fracasado.

Peor aun fue como terminé mi amistad con Greg. Finalmente mis celos con su novia se convirtieron en amargura. Nuestra relación decayó porque la saboteé con sarcasmo y con chismes. Y cuando dejó de ser parte de mi vida me sentí como si me hubiese quedado sólo después de un accidente trágico.  Por semanas caí en depresión.

¿Qué es la Dependencia Emocional?

La verdad es que Greg no era mi mejor amigo, o por lo menos no lo era de mi parte. Había tratado que fuese mi mejor amigo, mi hermano, mi mentor, e incluso mi dios.  Sinceramente él fue más importante para mi que Dios mismo y ¿Cómo siendo yo cristiano permití semejante cosa?

Bueno, probablemente porque estaba buscando todo eso: un hermano, un mentor, un padre y a Dios. Estos roles no habían sido modelados adecuadamente en mi vida. Mis deseos no eran deseos perversos, eran necesidades reales, y estaba desesperado por llenar ese vacío. La dependencia emocional ocurre en nuestras vidas cuando tratamos de consolidar todas esas necesidades en una sola persona. Al principio creemos que la ilusión que funciona y nos aferramos al objeto que suple nuestra necesidad, es decir a esa persona. Pero eventualmente esta práctica que nos es sana nos dominará, como me pasó a mi.

Podría decirse que con Greg puse «todos mis huevos emocionales en una sóla cesta».  Y el problema fue que Greg no fue una cesta suficientemente grande para que todos cupiesen en él.

A pesar de que nunca mantuvimos una relación homosexual, sí lo fue emocionalmente.  De hecho, a pesar que nunca sentí una atracción sexual por él, el hecho de estar junto a él desencadenaba eventos como el de ver pornografía por internet o buscar a otros chicos.  Esto ocurría porque estar a su lado despertaba en mí un profundo deseo de intimidad que no tenía.

La verdad es dolorosa, y es que este tipo de relaciones son destructivas y pecaminosas. Son pecaminosas porque en principio violan el primer mandamiento esto es: poner primero a Dios en tu corazón y adorarle a él y a nada más que a Él.  Esto se hace evidente en la medida que comprometemos nuestra integriada en aras de esta relación que no es sana al descuidar nuestras responsabilidades, al ser egoistas, al cruzar barreras sexuales, etc.

Para expresarlo en una palabra, esto es idolatría.

Es algo que también nos destruye.  Como le pasa al adicto a la comida basura, estamos tratando de llenar una necesidad con algo que nos llenará. Y en este proceso nos privamos de lo que es bueno y de lo que en realidad nos llena.