Sí, correcto. ¿Sabes?, una gran parte de mi vida me he sentido gay. Si la homosexualidad no es la respuesta, entonces, ¿por qué siempre he tenido estos deseos e impulsos? ¿Por qué se sentía bien cuando me entregaba y me entretenía en ellos, y cuando actuaba basado en ellos?
Cuando besé a mi primer novio, fuegos artificiales se dispararon con locura. Se confirmaba todo lo que mis deseos y fantasías habían estado diciéndome. Parecía que no podía haber mejor prueba de mi homosexualidad.
Incluso cuando él rompió conmigo un mes más tarde para estar con un hombre mayor, ni siquiera pensé en rechazar la homosexualidad. No se trataba de él, sino de mí. Yo todavía deseaba un novio. Cada deseo y emoción en mí todavía parecía decirme que si yo iba a ser feliz, que si yo iba a experimentar «enamorarme», tendría que ser con un hombre. No sentía nada así hacia las muchachas.
Me hallaba en ese lugar, y yo sé exactamente cuan absurdo y enfurecedor es cuando alguien te dice que no se supone que seas gay. Y lo peor es que por lo general es algún idiota que no puede entender por lo que uno está pasando, y habla sólo desde un punto de vista religioso y no le importa lo que a uno le sucede.
Pero ese no soy yo. He estado donde tú estás. He tenido los mismos sentimientos. Y entonces, ¿por qué diría yo que la homosexualidad no es la respuesta?
Quiero retar tus suposiciones. Después de todo, ¿por qué las necesidades más profundas de una persona atraída por su mismo sexo no podrían ser satisfechas adoptando la homosexualidad?
Te compartí que mi primer novio me dejó un mes después que decidimos ser novios. La última vez que lo vi él dijo algo que me asustó e hirió. Yo estaba llorando mucho, pero él no parecía estar alterado en absoluto. Destrozado, le pregunté por qué él no mostraba ninguna emoción.
«Yo he estado expuesto más tiempo que tú», él me dijo. «He estado con muchos hombres, y tú también lo estarás y luego de que hayas roto varias veces, no te dolerá más. »
Estaba impactado. Este era el estereotipo injusto de mi padre sobre gays, y he aquí, ¡lo estaba escuchando de la boca de mi ahora ex novio! Yo estaba furioso, pero mientras entraba más en la comunidad gay, encontraba que la mayoría de los hombres, si no todos, que se identificaban como gays que conocía, vivía de acuerdo a estas palabras.
Pronto me encontré viviendo de la misma manera. Había muchos chicos gays por quienes me sentía atraído, y entré en relaciones rápidamente. Yo podía sentir un profundo enamoramiento, pero pronto desaparecía. A veces mi pareja se desinteresaba de mí primero, y se iba.
Al principio me molestaba la idea de sexo anónimo, pero cuando un hombre me abordaba en el gimnasio, me agradaba. Cuando me sentía solo, me tentaba el conseguir una conexión rápida y fácil una vez más.
¿Por qué estaba mi vida cayendo en este patrón? Yo sólo quería enamorarme y tener una familia, y se suponía que divulgándolo era la manera más fácil de hacerlo. Pero no parecía que las cosas iban en ese sentido. ¿Por qué?
Yo comenzaba a sentir los efectos de la verdad de que la homosexualidad realmente no es la respuesta al deseo que tanto tú como yo tenemos. Pero cuando la gente se engancha a la creencia de que ellos son gays y nada puede cambiarlos, o se hacen adictos al sexo y al enamoramiento, ellos no pueden ver que la vida gay no funciona. Así, al hallarse infelices o insatisfechos, la única cosa que pueden pensar hacer es hundirse más, conseguir un nuevo novio, o intentar algo más desesperado. Pienso que por eso vemos tantos hombres homosexuales tener tantas parejas.
¿Los hombres que se identifican como gays son realmente más promiscuos que los heterosexuales? Si lo son, ¿qué significado tiene?
Eres probablemente un adolescente o un adulto joven. Tú probablemente también quieres encontrar un esposo, «un compañero de vida» de quien te enamores y con quien seas feliz por toda la vida. Esto es exactamente lo que yo buscaba. La mayoría de la gente de tu edad que siente atracción por el mismo sexo, tiene este deseo. Pero este sueño no se ha hecho realidad para muchos de los que han adoptado el estilo de vida gay.
Muchos investigadores han estudiado como viven quienes se identifican como gays. La investigación me ha convencido de que el adoptar la homosexualidad no es el sueño hecho realidad que gratifica que la sociedad pretende que veamos, aún para quienes sólo son atraídos por el mismo sexo. Veamos como.
La investigación muestra que muchos hombres identificados como gays, a lo largo de sus vidas, tienen muchas parejas. En los años 1980, dos investigadores llamados Mattison y McWhirter estudiaron 156 parejas masculinas durante cinco años. De estas parejas, sólo siete manifestaron que ellos eran sexualmente monógamos mientras ellos estaban juntos, y ninguno por un largo tiempo. De las parejas que estuvieron juntas por más de 5 años, ninguna era monógama.
Y esta no es una investigación trucada de un grupo religioso o conservador. Mattison y McWhirter eran hombres abiertamente gays.
Más recientemente, en 2003, un profesor canadiense llamado Barry Adam produjo un estudio sobre hombres gays. Él reportó que sólo 25 % de los hombres que él entrevistó manifestó haber estado en relaciones monógamas en algún momento, y éstos eran, sobre todo, hombres jóvenes en relaciones de menos de tres años.
Adam explicó, «Pienso que uno de los motivos por los que los hombres más jóvenes intentan estar en la monogamia es porque ellos vienen con una mentalidad heterosexual y buscan aplicarla a sus relaciones con hombres. Lo que ellos no ven es que la comunidad gay tiene su propio orden y sus propias maneras… »
Los resultados de estos estudios, y muchos más como éstos, respaldan lo que aprendí de mi experiencia personal. Muchos de los hombres que yo conocí en el estilo de vida gay eran muy promiscuos. No sólo los que andaban solos disfrutando libremente, sino también los que se establecían con una pareja y se consideraban «casados». Yo nunca conocí a nadie que estuviera en una relación exclusiva de largo plazo. Pregunté a los hombres en estas parejas por qué ellos no eran monógamos, y la respuesta era siempre la misma: «Así es como funciona la homosexualidad», ellos me contestaban. Incluso los hombres que públicamente manifestaban que ellos eran monógamos y luchaban por el matrimonio gay me decían estas cosas en la privacidad de sus casas.
¿Por qué les pasa esto a tantos hombres gays? Y, ¿por qué me pasó, cuando no era lo que yo quería?
La homosexualidad realmente no es lo que buscamos. La necesidad legítima del amor masculino se convierte en un deseo romántico y sexual, pero en su raíz, esta no es la naturaleza verdadera de ese amor.
La homosexualidad parece funcionar al principio porque ella gratifica el deseo superficial. Así, desarrollamos atracciones homosexuales que son reales. Rendirse a ellas lo hacen sentir a uno bien. Pero incluso aunque se satisfagan, el deseo profundo oculto bajo la atracción está todavía allí, insatisfecho.
Los hombres que están en este punto probablemente ya no consideran más la posibilidad de un cambio. No están seguros de lo que es correcto. Asumen que lo único que necesitan es un compañero diferente, o más parejas, o más ‘derechos’, o satisfacer alguna fantasía sexual.
Creo que esto es lo que conduce a hombres gays a ser tan promiscuos. No podemos decir que la culpa es completamente de la sociedad por no aceptarlos, porque a medida que nuestra cultura ha aceptado más la homosexualidad, la promiscuidad no ha disminuido. El SIDA aún crece entre hombres gays. A pesar de que los gays constituyen sólo el 2-3 % de la población, ellos representan más de la mitad de todos los nuevos diagnósticos de SIDA cada año. No es que el SIDA sea «un juicio» contra los homosexuales, sino que las prácticas sexuales sin control hacen que la gente sea más vulnerable a ETS’s como el SIDA. Incluso los estudios de naciones más pro gay como Canadá y Holanda muestran resultados similares.
Mucha de esta estadística viene de la investigación con hombres adultos, hombres que han estado viviendo una vida gay muchos años. Sé que esto no refleja la persona que eres, o lo que quieres para tu vida. Pero, ¿piensas que es lo que los hombres en estos estudios querían cuando ellos comenzaron?
El punto es que el modo en el que la vida gay típicamente resulta para los hombres me dice que no funciona.
Cuando yo asistía a un grupo de apoyo, una de las primeras cosas que realmente me hicieron replantear mi sexualidad fue una lista que mis líderes me pidieron hacer. En realidad, eran dos listas. La primera era sobre todas las cosas que encontramos más atractivas en otros hombres. Yo tenía una lista muy específica: Me gustaban los chicos que eran musculosos, atléticos y seguros. Había algunas otras cosas, también.
Dos semanas después me pidieron hacer otra lista. Ésta era sobre las cosas de las cuales yo estaba más inseguro en mí. Otra vez, hice una lista muy exacta. Después de terminar, saqué mi primera lista y comparé las dos. Inconscientemente, yo había hecho dos listas casi idénticas. Casi cada característica que yo buscaba en otros hombres era algo que me disgustaba en mí.
Esto dio credibilidad a la tesis que mis líderes de grupo tenían, y que yo hasta entonces había rechazado, de que la atracción homosexual en hombres se fundamenta en la envidia. Mientras esta idea me parecía insultante antes, ahora comenzaba a tener sentido. Al crecer, yo siempre me sentía inseguro de mi físico y desempeño, y yo era muy tímido con otros muchachos. Estas cosas habían obstaculizado mi deseo de ser aceptado por ellos y de ser uno de ellos, deseo que cada niño tiene.
Cuando vino la pubertad, me preocupaba tanto la aparente imposibilidad de ser «uno de los chicos», y que no sentía curiosidad por las chicas. Sin mencionar que yo siempre andaba con niñas, por lo que no me llamaban la atención. Al madurar sexualmente, aquel deseo acentuó mi profunda inseguridad y envidia hacia los hombres, porque no había otro deseo significativo en mi vida.
Cuando busqué a hombres gays, era más atraído a los hombres que tenían rasgos que yo percibía como masculinos: los músculos, la seguridad, aquel tipo atlético que yo siempre deseé tener. Pero muchas veces yo perdía el interés en un chico después de estar con él, sobre todo si teníamos sexo. ¿Por qué? Porque lo que al principio me atraía de ellos era la imagen masculina que yo veía.
Ellos me parecían masculinos porque ellos tenían esos rasgos que yo tanto añoraba, pero cuando funcionaban homosexualmente conmigo, su apariencia viril mermaba. Pienso que adentro, en lo profundo, tenemos un conocimiento natural, instintivo, de que tener sexo con hombres no es algo viril; es castrante. Por lo tanto, su atractivo se disipaba y yo me quedaba vacío y preguntándome por qué.
Muchos de nosotros somos atraídos por las imágenes de masculinidad, como polillas hacia la luz, pero cuando nos declaramos homosexuales, el entusiasmo y la atracción tarde o temprano desaparecen. Muchos hombres no se dan cuenta de lo que pasa, para luego ser atraídos por la próxima persona o experiencia que dispare sus deseos. Quedan atrapados en un ciclo que suaviza la picazón, pero no sana la herida.
Cuando veo la cultura gay, las vidas de las personas que he conocido, y mi propia vida, veo mucha evidencia. Incluso los que son totalmente, 100 % atraídos por el mismo sexo, no encuentran lo que buscan al adoptar la homosexualidad.
Al darme cuenta de estas realidades, pensé, tiene que haber un camino mejor. ¡Agradece a Dios de que sí lo hay!